Jorge Gastón Silva
Nací en La Habana, Cuba, un 23 de febrero de 1929. Mi padre murió a los 42 años cuando yo tenía solo 3 años. Mi madre decidió que iríamos a Nueva York y regresamos a Cuba cuando yo tenía 10 años.
Mi educación la hice en el Colegio de Belén de los sacerdotes Jesuitas. Magníficos profesores.
Siendo joven, viaje a NY donde trabaje y estudie. De nuevo a Cuba. Matriculo en la Universidad en el Instituto de Administración Pública con vistas a seguir luego para la Escuela de Derecho.
Surgen problemas económicos. Dejo los estudios. Inicio mi vida laboral en el National City Bank of New York, de O'Reilly y Compostela en La Habana.
En 1954 me caso con Carmen y decidimos probar fortuna en los EEUU. Comienzo a trabajar en el Pan American Bank, Carmen en tiendas por Departamentos, en Miami. Después de 3 años cambio de giro y comienzo en la Interstate Life Insurance Company.
Ante los "cantos de sirenas" y totalmente convencido de que la Revolución crearía una Cuba nueva, me uno a los miles de cubanos que regresaban a la patria, "quemando las naves" y dejando un futuro brillante en este país.
En Cuba sufrimos todo tipo de miserias y necesidades y entonces me di cuenta del tremendo error que habíamos cometido. Por primera vez en mi vida comencé a leer sobre el comunismo. La Gran Estafa de Ravines, La Noche quedó atrás de Valtin, La Rebelión en la granja de Orwell, pero ya era demasiado tarde... Fui botado junto con 1500 empleados del Ministerio de Comercio Exterior por ser un "repatriado", y porque descubrieron las gestiones secretas que hacíamos para irnos del país. Unos años después, fui acusado injustamente de espionaje solo por estar trabajando con una Firma extranjera (Italiana) sin el permiso del gobierno. El resultado fue 41 días detenido en Villa Marista, indecibles las torturas mentales a que fui sometido... Luego, la cárcel de La Cabaña, 6 meses en la galera número 12 y tres años en una granja como parte de la prisión.
Actualmente tenemos tres hijos y tres nietos.
Nos tomó 34 años volver a los EEUU.
Llegamos -de nuevo- a Miami en 1993, cansados y enfermos, pero con muchos deseos de "volver a empezar", y así ha sido hasta el día de hoy.
Alberto y Martha Pardiño
Mi nombre de soltera es Martha Alvarez y de casada mi apellido es Pardiño. Nací y me crié y pasé mi juventud en mi querida Habana, una de las capitales más bellas del mundo, hoy convertida en ruinas por el tirano que manda en Cuba. Como todos los cubanos, Alberto, mi marido y yo, tenemos una historia que contar.
Nos enamoramos trabajando los dos en el Banco Hipotecario Mendoza, localizado en el bello Palacio Aldama. Yo era secretaria del presidente, Sr. Paul Mendoza, y Alberto trabajaba en el Depto de Contaduría. Andábamos los dos echando pestes de Castro y denunciando su gobierno comunista, cuando cogieron a Alberto preso y lo mandaron para el G2. Allí estuvo preso varias semanas al cabo de las cuales y al no poderle probar nada, lo dejaron libre. Nos unimos los dos al MRP con un grupo de bancarios para luchar contra Castro y nos cogen presos, esta vez a los dos. A mi me sueltan a los 41 días y Alberto siguió preso en La Cabaña por más tiempo. Sus padres y yo hicimos innumerables diligencias para que lo soltaran. Por suerte, en ese tiempo todavía existía "la toalla" y una persona que es muy viejita y todavía vive en Cuba, pudo intervenir para que lo soltaran.
Mi estancia en las varias prisiones, terminó en El Príncipe y fue triste porque aunque estaba con compañeras bancarias que nos ayudábamos y nos dábamos ánimo mutuamente, mi madre ignoraba donde estaba yo. Lo más terrible fue cuando me soltaron y a mi querida madre le dio un infarto masivo se le rompió en corazón en pedazos - y tuvo que estar ingresada en la clínica varios meses y cuando la llevamos a casa me enfermé yo con tifus que había contraído en la prisión. Mi hermana se tenía que dividir en cuidar a mi madre, a mí que estaba en el hospital, y a mi padre, el pobrecito, que estaba acabado de operar de cataratas y que debido a la anestesia rusa que le pusieron le dieron unos vómitos negros muy peligrosos. ¡Toda una tragedia!
Alberto y yo tuvimos que suspender la boda, que habíamos planeado para fines del 1961, hasta que yo me recuperara después que salí del tifus, porque me había quedado en los huesos y con constantes desmayos producidos por la medicina que tomaba para esa infección.
Por fin nos casamos el 6 de Enero de 1962, en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen en La Habana. Pero, nos metimos en otro lío cuando fuimos a la Procesión de la Vírgen de la Caridad en La Habana, en ese mismo año. Resulta que se formó LA TREMENDA porque todos los que íbamos de procesión empezamos a gritar: "Abajo Fidel", "Arriba Caralinda" y "Cuba Sí, Rusia No" (en ese tiempo Caralinda era el jefe de los contra-revolucionarios que se habían rebelado contra Fidel y se habían ido a pelear en el Escambray). En medio del molote llegaron los milicianos y comenzaron a disparar para dispersar la procesión. Aquello acabó como la "Fiesta del Guatao" y, por supuesto, tomaron los nombres de todos los que estábamos metidos en el rollo. Enseguida nos notificaron del Banco Nacional que nos tenían en la mira y entonces pensamos que era mejor irnos del país porque si a Alberto lo cogían otra vez iba a cumplir años de prisión pues se lo habían advertido.
Salimos de La Habana el 31 de Julio de 1962, unos meses después de casados, y llegamos a Miami, con tres mudas de ropa y un par de zapatos cada uno. Aquí nos quedamos a pesar que hay que confesar que pasamos muchos trabajos pero Gracias a Dios salimos adelante. Tenemos tres hijos que nacieron en esta ciudad y siete nietos. Hijos y nietos hablan español y les gusta el arroz con frijoles negros y las masitas de puerco fritas gracias a nosotros.
Estudié en el Instituto Edison y en la Havana Business University del Vedado, donde hice High School y Créditos en Historia y Filosofía. Más tarde en la misma Havana Business me gradué de taquigrafía y mecanografía en inglés y español. Alberto estudió en el colegio La Salle y en la Universidad de la Habana donde estudió contador público aunque no pudo llegar a graduarse porque tuvimos que abandonar la patria. Nunca más hemos vuelto a Cuba y no pensamos hacerlo hasta que sea libre.
Desde pequeña me gustó escribir. A los 11 años me publicaron un cuento de hadas en la Revista Carteles, en al Sección de La Madresita, dirigido por la Dra. Alfonso Roselló. Escribí varias composiciones sobre José Martí, Poeta y Padre, y una de ellas fue premiada y algún que otro tema sobre asuntos patrios. Bueno, la verdad es que desde los 14 años a la fecha, estoy en la batalla de escribir versos y cuentos cortos, ¡deja ver si algún día doy en el clavo!
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