miércoles, 23 de septiembre de 2009

HORAS DE GRAN ESPERANZA

Horas que encerraban una gran esperanza, ...pero con mucha tristeza. Dos fechas inolvidables.Por: Maria Teresa Villaverde Trujilloashiningworld@cox.netMartes, septiembre 22, 1964
.... Al día siguiente de haber recibido el telegrama con el anuncio de nuestra salida hacia Ciudad México, solo teníamos unas cuantas horas para cancelar todo lo que exigía el gobierno actual revolucionario a los que deseaban abandonar el país. Aunque nos ausentábamos del país en menos de las próximas 24 horas había que abonar tres meses en dinero/efectivo por un servicio no consumido de: electricidad, gas para cocinar, teléfono, renta, y la cuota diaria de cinco onzas de leche que recibía Tommy por ser menor de 4 años de edad. Varias amigas se brindaron ayudar; cada una a una distinta entidad revolucionaria a pedir la baja a un servicio malamente ofrecido desde 1959. Además había que visitar las oficinas de Cubana de Aviación quien otorgaba solo tres horas diarias para obtener los pasajes correspondientes. En aquel tiempo los posibles pasajeros hacían guardia nocturna a la puerta de la línea aérea, entonces en el Paseo del Prado, La Habana, a riesgo de ser detenidos y encarcelados. Mi esposo había pasado la noche del lunes hasta amanecer del martes, de pie unas veces y otras veces sentado en el reborde de la acera, al igual que los otros posibles pasajeros. Pasaba la hora del mediodía y mi esposo no regresaba....aumentando mi inquietud. En las horas de es misma mañana tuve que presentarme a la Jefatura de Policía correspondiente, con el telegrama permiso de salida, a solicitar el re-inventario de nuestras posesiones hogareñas.
En espera de aquella revisión –dando vueltas de un lado a otro- la mirada se detuvo en la muy pequeñísima maleta que descansaba indolente sobre mi cama matrimonial. ¿Cómo era posible que sucediera algo así en mi Cuba -pobre o rica- hasta hacia poco tiempo con una población feliz? ¿Quien había desatado tanto odio entre hermanos? ...y ¿tanto miedo a una traición de alguno de tu propia sangre? Nuestra salida era legal y sin embargo se mantenía oculta a los miembros de mi propia familia y a todas mis amistades. Oculta a los vecinos de mis padres, los mismos vecinos que me vieron crecer desde mis inocentes nueve años de edad.
A las 4 de la tarde empezó la revisión, habitación por habitación... Equipo eléctrico y equipo manual. Todo tenia que estar en perfecto estado tal como lo atestiguaba el inventario realizado a principios de 1962. Hasta la cuna-bebe de Tommy quedaba junto a su actual cama. Todo estaba en orden. Yo no sentía temor. Pero mis piernas parecían que iban a flaquear cuando el agente de la policía revolucionaria penetró en este aposento, profanando aquel preciado lugar: mi Rincón Martiano; y muy despacito el agente fijó su fría mirada sobre cada uno de los cuadros y fotos del Apóstol; y observó detenidamente los estantes cubiertos de libros referentes al Apóstol y la colección de sus Obras Literarias. Por un instante su muy colérica mirada se posó sobre una cristalera donde yo guardaba entre otros objetos martianos un puñado de arena oscura de Playitas, lugar por donde José Marti había desembarcado en abril de 1895.
“_Hmmm -musitó el agente a muy bajo tono pero no tanto como para que mis oídos dejaran de captarlo- otro falaz martiano que se destiñe y traiciona esta revolución socialista”.A partir de ese momento la puerta principal de la casa quedó sellada. Dentro de aquellas varias paredes reposaría mi cristiano corazón pero ....ya en ese instante no me fue posible contener las lagrimas que mostraban mi desilusión, rabia, impotencia....y desprecio hacia el mundo entero.
De las oficinas de Cubana de Aviación mi esposo había ido directamente a despedirse de sus padres y hermanos. Se abrazaron todos ellos, muy juntos; y fue tan largo y fuerte que pareció sería interminable, porque sabía él que algo se le quedaría en Cuba para siempre. Un abrazo que fue un presagio. Mi esposo y su madre no volverían a verse nunca más en la vida.
La noche del martes 22 se convirtió en la noche más dolorosa y larga de todas mis noches. Interminables horas de ansiedad y angustia pensando que aún, llegado al Aeropuerto, alguna nueva Gubernamental Revolucionaria Disposición pudiera detener nuestra partida hacia un futuro ambiguo, desconocido... pero saturado de inquietantes esperanzas.... ¿Puede en dos días sentirse tanta alegría y tanta sangrante desdicha?¿Desear que llegara el momento de la partida y al mismo tiempo temer su arribo?RECORDANDOSeptiembre 22, 2009 ashiningworld@cox.net
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