miércoles, 23 de septiembre de 2009

«Al andar se hace el camino, y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar»
(Antonio Machado)
....aquel camino que no volvimos andar.
Por: Maria Teresa Villaverde Trujilloashiningworld@cox.net
Llegamos al Aeropuerto Internacional José Martí un poco antes de las 4 de la mañana porque el vuelo estaba señalado para bien temprano en aquel, más que memorable día de septiembre. A partir de entonces esa fecha tendría doble simbolismo en mi vida: en los recuerdos que me llevaba conmigo, y los recuerdos que quedaban encerrados en el torbellino ambiente de mi ciudad natal: La Habana.

Poco después de arribar al aeropuerto pasamos la primera, de cuatro etapas de inspecciones. Aun quedaban otras por efectuarse, las mas importantes y profundas como corresponde a las efectuadas por los países con un gobierno dictatorial. El registro fue total y mi femenino bolso quedó destruido buscando algo más ¡sabría Dios qué! al descubrir que yo llevaba una muy pequeñita pelota de Tommy. De ese trámite –aun hoy- depende se frustre o no la esperanza de aquellos que desean abandonar la Isla de Cuba.
Mi corazón palpitaba al abandonar ese ultimo salón de inspección,regresando al Salón de Espera, antesala a una posible plena libertad.
Era aquel -cuyo pueblo había bautizado con el sobrenombre de “la pecera”- un lugar como cualquier otro salón de espera, pero para los que allí estábamos representaba la antesala a un futuro incierto pero alentador, un futuro lleno de incertidumbre pero también al mismo tiempo lleno de esperanzas. Detrás de los cristales que bordeaban la pecera podía verse unos cuantos rostros, cada uno con una expresión distinta. A veces el mismo rostro delataba angustia, alguna incertidumbre; empero momentos después una cierta alegría se reflejaba en la mirada de ellos. Era la ultima vez que veíamos -cara a cara- a aquellos poquísimos familiares que se atrevían ir al aeropuerto de La Habana a decir adiós a los que partíamos definitivamente hacia cualquier otro país, .....hacia el voluntario exilio.Entró al salón una delegación extranjera –de algún país asiático- y sin aguardar un segundo le fue vadeada la puerta principal. ¿Serian pasajeros con destino previsto...? o quizás pasajeros improvisados a ultima hora, dispuestos a ocupar los asientos ya destinados a nosotros? De esa circunstancia dependía que los allí reunidos voláramos a Ciudad México; primera escala en aquel desconocido camino del destierro, con imaginarios reflejos, con radiante luz de esperanza. Todos seguíamos con la mirada hasta donde, desde lejos, alcanzábamos a verles -uno a uno- abordar la nave de Cubana de Aviación que allí a unos cuantos metros de la cristalera exterior descansaba indolente; ajeno aquel monstruo aéreo a los profundos sentimientos de los que, agobiados, esperábamos poder abordarle y comenzar un rumbo incierto.... hacia donde se antojara llevarnos el desconocido destino de los desterrados ...

(continúa)

RECORDANDOSeptiembre 23, 2009
ashiningworld@cox.net

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