miércoles, 12 de agosto de 2009

Caridad, la mulata habanera

Caridad es una linda mulata habanera de veinticuatro años que vive en el popular barrio de Luyanó, donde comparte un pequeño y andrajoso apartamento de dos cuartos con sus padres, su hermano paralítico y su hijita de tres años, rubia y de ojos azules, fruto de sus amores con un turista italiano que le prometió matrimonio y que nunca ha vuelto a ver. Caridad de día vende todo lo que puede conseguir de manos de los extranjeros: cigarros, esmalte de uñas, creyones de labios, pilas para relojes, ganchitos de pelo, tintes, café, fósforos, etc. De noche, Caridad sale a zapatear las sucias y oscuras calles de La Habana en busca de turistas que resuelvan. Es decir, ella vende su joven cuerpo por un plato de comida que poner en la mesa familiar, o por un par de zapatos, un jean o cualquier cosa que pueda vender al otro día. Caridad es maestra graduada de primera enseñanza pero no ha podido conseguir trabajo. También estudió piano desde los cinco años y sus maestros le auguraban un exitoso porvenir como concertista, pero no pudo seguir dando clases, porque había que mantener a su familia. Ella es el sostén de su hogar, pues su padre sufrió un infarto y no puede trabajar y su hermano es paralítico y está enfermo. Su madre cuida de su hijita. Caridad confiesa que se emborracha algunas noches para olvidar sus sueños destrozados, su vida miserable y porque no quiere que su hija cuando crezca sea jinetera como ella. Cuenta que uno de los días más felices de su vida fue en las Navidades pasadas cuando un turista con el que había salido varias veces, se presentó en su casa con una preciosa muñeca para su hija y una jaba llena de comida para toda la familia. Ese año probó por primera vez en su vida los turrones y las aceitunas. Caridad sueña con encontrar un extranjero que la saque a ella y a su hija de la Isla-infierno y cuando encuentre trabajo, mandarles dinero a su hermano y a sus padres.
Dice Caridad que ella no es la única que piensa así, que el anhelo de casi todas las jóvenes cubanas en largarse de la isla.
Martha Pardiño

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